La Búsqueda del Poder y el Manejo de la Percepción Pública en la Era Digital
Actualizado: 9 jul 2024
Por: Kiara Jiménez
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Las nuevas tendencias comunicacionales de la era digital se han convertido en una revolución que va más allá del hecho de compartir información. La implementación de estrategias asertivas de posicionamiento, a través de las plataformas digitales, es una medida que promueve el poder. Esto no es un secreto para los Estados.
Uno de los objetivos principales de las naciones es mantener su hegemonía, regularmente, lo demuestran con su ejército, recursos y dinero; pero en la era informativa, conservar el poder es más complejo y difuso. El poder está estrechamente relacionado con la “percepción del poder” que tienen los demás, y obviamente, en la influencia en las decisiones de los otros. Es decir, que en la búsqueda del poder, la percepción transciende el hecho de ser una imagen mental en la psiquis de los demás, es también el logro de incidir en la conducta o acciones de los otros.
En ese sentido, las naciones han reconocido la importancia de las plataformas digitales y las han incluido como parte de su política exterior, ya que su masividad permite tener mayor alcance del público objetivo. Con ellas, se puede influir a más gente, en cualquier parte del mundo. Y mientras más influencia… más poder.
Caso Hillary Clinton
La percepción del poder es entender que se tiene el control y que se tiene presencia en todas partes. Es por esto, que tomando como referencia las declaraciones de Hillary Clinton, plasmadas en la conversación con la periodista de la BBC, Kim Ghattas, en la entrevista titulada “The Clinton Revolution”, podemos identificar como el manejo de la percepción y la opinión pública son claves en la búsqueda y la conservación del poder. He aquí un ejemplo de la importancia del uso de los sitios cibernéticos. Clinton, representó en el gobierno de Barack Obama, una conexión entre los Estados Unidos y la población mundial. Aún cuando se percibía que esta nación estaba en declive, producto de la crisis financiera, logró reposicionar al país y demostrar que eran poderosos, pero… ¿Cómo lo hizo?
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Hillary Clinton, se encargó de visitar 112 países, tener presencia en cada uno de ellos y hacer que el mundo completo se enterase, a través de las redes sociales. Recordemos que, en ese momento, ella “era Estados Unidos”, así que cualquier acción que realizara sería percibida como país. Además, proyectó una imagen de solidaridad, con la creación de organizaciones benéficas, las cuales presentó a la audiencia. Su estrategia estuvo basada en el “storytelling”, que según la RAE, se conoce como el “arte de contar historias o fabricar historias”. Cabe destacar que en el actual siglo XXI, como los Estados y las personas se muestran a través de las redes sociales, es el constructo mental que asumen los demás, muchas veces realidad, en ocasiones un montaje.
El poder en la era digital está relacionado con la narrativa, con la historia, con la puesta en escena de los hechos. Las plataformas digitales y las redes sociales contribuyen a mantener esa narrativa. Es por esto, que Hillary no solo puso en práctica la diplomacia tradicional, sino que también se involucró con la diplomacia digital. Utilizó modelos de comunicación contemporáneos en los que las informaciones fluyen no solo de “arriba hacia abajo”, sino también de “abajo hacia arriba”. La periodista de la BBC, citada anteriormente, destaca que Hillary fue la combinación perfecta entre el poder suave y el poder inteligente. Y lo logró, con todo esto cambió la percepción que el mundo tenía acerca de los Estados Unidos.
Respecto al hecho, podemos agregar que esta mujer diplomática, supo manejar de forma correcta el “poder blando”, aquel que gira en torno a la percepción. Podríamos hacer una comparación con la Princesa Diana de Gales, quien se caracterizó por el buen manejo de los medios de comunicación y el manejo de la percepción de la audiencia. Sin dudas, la buena reputación ofrece poder. Y cuando es manejada a través de medios masivos, tiene mayor alcance.
Más o menos… poder
Las redes sociales provocan que la brecha existente entre lo que se dice y se hace se reduzca, porque ofrecen transparencia. Y esta es una de las mayores ventajas de la diplomacia digital. Los Estados se ven forzados a cumplir lo que prometen y a satisfacer las expectativas de una audiencia, que producto de la era digital, tiene acceso rápidamente a las informaciones. Los líderes del mundo buscan mantener las expectaciones de su público, reconociendo que las plataformas digitales son una herramienta que ofrecen poder, pero también lo quitan. En cuestiones de segundos, la reputación de un diplomático puede “caer al piso”, la buena imagen de una nación puede derrumbarse, es tan así que un mensaje malinterpretado a través de las redes, puede desatar una guerra. La clave está en el manejo adecuado de las mismas, el tiempo oportuno y un tacto sutil.
En fin, incidir en la percepción de la audiencia, es una estrategia que garantiza poder, y ese poder, no solo se conquista con fusiles, ni armamentos. La guerra actual es de narrativa, es una guerra de palabras… y la mejor arma son las plataformas digitales.
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